
Hace poco me preguntaron por qué siendo Marruecos mi país favorito no solía escribir sobre él.
Me sorprendió la pregunta, es verdad ¿por qué no lo hago???.
Me puse a darle vueltas y llegué a la conclusión de que Marruecos es una especie de segundo hogar, el sitio al que siempre vuelvo después de mis viajes largos, donde repongo pilas, conecto con la naturaleza y me dejo mimar por mis amig@s con tranquilidad y buenos alimentos.
Siempre me ha encantado el norte, siendo Chefchaouen http://evalunaviajera.com/chefchaouen-ciudad-de-encuentro/ mi pueblo favorito del mundo aunque el desierto siempre me deja con ganas de más.
He tenido la inmensa suerte de haber disfrutado del desierto de todas sus estaciones, achicharrante, con vientos heladores, tranquilo, desasosegante y hasta inundado por el lago Jasmine.

Con luna llena y con una luna creciente que permitía ver cientos de estrellas. Nublado, brillante y con tormentas de arena.
Con noches vibrantes de tambores, adivinanzas y risas, y noches contemplativas en trance. Me he dormido mirando las estrellas, sintiendo el calor que emanaba el suelo, calentada con infinitas hogueras y entre mantas llenas de arena como migas de algún dios caprichoso.
Viajes relámpago y semanas tranquilas donde cada día comprobaba como las dunas caminaban. Viajes en compañía, en solitario, felices y angustiantes. El desierto te recoge como llegues, con paciencia y calma porque aunque tú cambies el desierto permanece.

Uno de los momentos que más me gustan es cuando me quedo sola sumergida en el desierto, sin controlar sus límites. La inmensidad de lo que parece nada, pero que como la misma vida se abre a un mar de infinitas posibilidades.
Hasta que me cruzo con alguna caravana con ecos milenarios.
Y llega ese momento sin pasado ni futuro.
Donde lo único que me acompaña es el silbido del viento y el acompasar de las pisadas .
Y donde el silencio y la arena invaden cada recoveco de mi cuerpo. Obligándome a rendirme…

El poder del desierto. Un lugar vacío y silencioso que llena mi ser y colma mi alma.
Algún día mis pasos terminarán allí.
Gracias Cris por el comentario, el desierto en el que parece que no hay nada y en el que está todo. Seguro que irás por allí.
Super interesante el articulo!!!
Muchas gracias Sofía por tu comentario, es un placer que guste lo que escribo. Un abrazo.
Qué bonito Eva!!! La verdad que reencontrarse con la naturaleza es lo mejor que puede hacer el ser humano.
La verdad que vivimos tan ajetreados que nos olvidamos de nosotros mismos y de lo bonito que es el silencio.
Gracias
Gracias Asier, es verdad, la naturaleza está ahí para nuestro disfrute y estamos a veces tan desconectados que no nos damos ni cuenta. Me alegro que el texto te haya llevado hasta allí, ahora sólo quedaría si no has ido, acercarte a esta gran maravilla que es el Sáhara. Un abrazo.
Desde luego tal como lo describes, entran unas ganas tremendas de ir… Un mundo totalmente desconocido que una vez descubierto te engancha para siempre. Chulísimo el artículo y las fotos!
Muchas gracias Leyre, la verdad es que las palabras se quedan cortas ya que dicen que hay que ir por lo menos una vez en la vida ya que más que para pensarlo es para sentirlo. Un abrazo y muchas gracias por tu comentario.