LAS MUJERES DE IRÁN
Tu tarea no es buscar el amor, sino buscar y encontrar las barreras dentro de ti mismo que has construido contra él.
( RUMI) .
En cuanto dices que vas a Irán todo el mundo se apresura a hablarte de la situación de la mujer en este país, salen ordas de expertos en género Iraní y se abre debate de cómo liberarlas.
Muchas veces la pregunta es de este tipo » ¿cómo puedo viajar a países machistas? «, como si del que proveo no tuviera esta lacra universal. Y como dice mi amiga Carlota como si no tuviésemos suficiente faena dentro.
Por desgracia, el machismo no es un fenómeno cultural, ni religioso, económico o étnico, sino que es fruto de un sistema desigual de poder y por lo tanto ningún país se libra de esta gran lacra social.
Lo que difiere unos países de otros son las leyes y su efectiva protección de este colectivo y el nivel de consciencia personal. Me he sorprendido muchas veces con mis propios machismos o con conductas de este tipo a mi alrededor en gente que se consideraba muy feminista. En muchos países estamos intentando pasar de considerarlo un asunto doméstico a un asunto público, he visto cómo en países con escasa protección legal los vecinos acudían corriendo a la casa de una vecina que estaba siendo agredida para impedirlo. O cómo una red de mujeres ofrecen el apoyo que el sistema no presta.
En Irán la ley la rige la Sharía o ley islámica la cual es muy extricta por no llamarla limitante con la mujer, se impone un código muy marcado de vestimenta en el que yo siempre sentía que estaba al límite, es difícil cubrir todas tus curvas y el pelo. Como código impuesto muchas mujeres también bordean el límite de lo legal, reclamando su cuota de libertad y expresión. Está prohibido hasta pintarse las uñas, escondiéndoselas en ocasiones en manos enguantadas.
Las mujeres de Irán frente a este panorama aun despiertan mucho más mi admiración, ya que frente a un medio muy complicado y en ocasiones hostil, pelean reclamando la igualdad y su cuota de vida pública que les iguale a los hombres. Es fascinante ver cómo incluso se llegan a disfrazar para entrar en ámbitos sólo permitidos a los varones.
Las mujeres que he conocido en este tercer viaje me confirman la rebeldía, fuerza y lucha de estas grandes mujeres, me hace ver mi ridiculez de activismo de sofá con mis opiniones repetidas no acompañadas de acciones. Aquí muchas mujeres se la juegan cada día, entrando en sectores en las que son rechazadas, dominando las cuotas universitarias, rechazando casarse a edades más tempranas, no sintiéndose obligadas a tener hijos, las niñas aprenden idiomas con la convicción de buscar un futuro mejor en el que tengan su propia autonomía, y muchas se juegan su libertad diarias, ya que hay gente vigilándolas para según ellos protegerlas, en un giro terrible de cinismo.
He conocido mujeres ingenieras como la maravillosa Soheila, la cual estudió embarazada y está luchando por incorporarse a un mercado laboral que la discrimina por su doble condición de mujer e iraní, sus maravillosas alumnas, con su fuerza y espontaneidad, las cuales nos invitaron a compartir una jornada con su extensa familia, y donde nos hicimos promesas de vernos en su edad adulta.
Roya la cual perdió a su familia y la cual pelea a diario trabajando en lo que puede y soñando colocarse como traductora. Las mujeres fuertes de la montaña zoroastristas que sacan adelante a sus familias con sonrisas y chapurreos de inglés, farsi y su propio dialecto.
Las mujeres y niñas Iraníes son fuertes y decididas, cuando hablan algo de inglés y te las encuentras se separan de su grupo y comparten con nosotras unas frases, unos momentos, unos «ailovyus» y buenos deseos, nos reímos con los selfish, nos dedicamos piropos y nos separamos con esas sonrisas limpias que no te dejan cerrar la boca.
Mi admiración por ellas crece mientras sus padres las miran con orgullo a lo lejos, porque de aquí vendrá la esperanza de un cambio de mundo. Les brillan los ojos hablando de sus sueños y me hacen pensar que gracias a ellas, seguramente otro mundo es posible y esto me hace no perder la esperanza. Porque la «Sororidad» será esa cuchara que palada a palada aunque no conseguirá cambiar la montaña sí que podrá empezar a cambiarla. GRACIAS.