AMOR DEL BUENO 3, L@S AMI@S, LA FAMILIA DEL CORAZÓN

Hace unas horas tomaba el autobús que me traía a barajas, el camino se ponía nuevamente en marcha, uno de mis amigos me cita para tomar algo antes de irme, bajo feliz y contenta y cuál es mi sorpresa que mis amig@s me hacen una declaración en toda regla del amor que me tienen, y me deshago entre abrazos, besos, lágrimas, risas y en algún que otro vino y nuevamente me doy cuenta que puedo emprender camino porque mi hogar es cálido, porque sé que mucha de la parte de la magia del viaje es la vuelta, porque ellas me aman y yo a su vez lo hago hacia ellas con locura, para terminar la noche otra amiga del alma me acompaña a casa donde me ayuda a ultimar los preparativos y me llena de amor antes de irme. Ayer les decía , no es necesario , sé cuánto me queréis y ell@s a su vez me decían, sí lo sabes, pero que importante es que te lo digamos y que lo sientas.
A cuánta gente amamos y no se lo decimos por costumbre, pudor, por pura falta de entrenamiento, por no sentirnos frágiles, por no ponernos blanditas, y qué bonito y fácil sería la vida si lo hiciéramos a diario, que maravillosa gimnasia del amor que nos permitiría hacerlo cotidiano. Estas expresiones afectivas parece que sólo pueden ir enmarcadas dentro del amor romántico.
Mi hermana y amiga María me decía ayer, ¿porqué sólo van de la mano las parejas?, ¿porqué toda la explosión física afectiva sólo nos la permitimos con una pareja afectiva?, en nuestro caso ella me ha enseñado a hacerlo de otra manera , nos abrazamos a diario e incluso me ha enseñado a poder apoyarme físicamente en ella, a descansar en su abrazo. Como tiene una lucidez brutal hoy me ha sorprendido con otra frase maravillosa, me ha llamado al aeropuerto y al contarle la despedida me ha dicho, es importante que viajes sabiendo que tienes una familia del corazón que siempre te está esperando, como siempre tan acertada, tan mágica, tan bella.
Yo necesito a mi gente, necesito mi comunidad, mi entorno bello, y esto no significa dependencia, esto significa que al estar conectada con los demás me puedo reconectar conmigo misma, esta es una de las causas por la que puedo viajar sola, mi vaso está lleno de amor, me siento segura, porque sé que el amor que me tienen es incondicional, es del bueno, del que puedes “cagarla”, y que ell@s me acompañarán y recogerán tanto en las alegrías como en los tragos más amargos.

Esto lo he comprobado una y otra vez, aun recuerdo como en el camino de Santiago de hace dos años en el que estaba pasando por un momento muy duro, Irati me llamaba a diario sólo para decirme que ella estaba siempre allí para lo que necesitara, recuerdo cómo había llamadas en las que yo no podía ni hablar y ella sólo me decía, todo pasará , estoy contigo, te amo. Ella nunca podrá saber el bálsamo que suponía esa llamada diaria. Las llamadas de María desde México incluso transmitiéndome el amor de Miguel, mi amiga y hermana Koro incluso se me plantó en mitad del camino para abrazarme y decirme que todo pasaría y que volveríamos a reírnos y a bailar juntas, recogió parte de mi equipaje y otras cargas innecesarias, mi María Altzerki, Iñaki, Aitziber, Koro, Sam, Miguel , Kata, David, Patricia, se organizaron cuál brigada para que siempre me sintiera arropada, me ayudaban en todo lo que pudiera necesitar, mi amiga Amaya me llamaba aunque yo no tuviera fuerzas para coger el teléfono, mis amigas que crecen juntas, Ana, Cecilia, Cristina, Belén, Francisca, semana tras semana en nuestra gastroterapias me arropaban y recogían mi rabia, Víctor con su apoyo y comprensión incondicional . Mari Paz con ese amor que me tiene tan de madre, cómo sentí su dolor y su impotencia. Mi familia de chiquillos y su maravilloso vídeo lleno de puro amor. Y mis amigas las brujis, Susana mi gurú, Lita la sabiduría disfrazada de india enfadada, las cuales me recolocaron en mi centro y me ayudaron a coger distancia.
Fue un momento en el que miré alrededor y me vi rodeada de gente que me amaba y a la que yo amaba tanto, que a su vez y desde esos momentos ya no pude volver a sentir tanto miedo. En este proceso también lógicamente me encontré cómo el dolor asusta a la gente y hubo varias decepciones, aunque con el paso del tiempo incluso pude entender su miedo aunque esto no me hace justificarlo.
Como además el camino siempre te da lo que necesitas y yo tenía un duelo social encontré nuev@s amig@s l@s cuales me dieron la oportunidad de poder recobra la confianza en el género humano.
Hace dos semana volvimos a reencontrarnos en un fin de semana de nieve entre abrazos , polaroids, rodolfitos y risas, me volví a encontrar con la generosidad y la ternura de Nacho, el afecto y el cocodrilo de Robert, la ilusión y la magia de Raquel, el amor y la sonrisa de Patri, el cuidado y el cariño de Guille, el mono y la energía de Alex, aunque también eché de menos a mi gemelo y hermano Rubén y a mi maravillosa y divertida Lydia. En otros viajes también he disfrutado de Eli que me cuidó y mimó entre mantras.

Ese finde recordamos capítulos cómo aquel en el que llegué agotada al final de una etapa, varias horas después del resto del grupo, dolorida, con una profunda tristeza y cómo salieron todos a recibirme, entre aplausos, recogiéndome la mochila, abrazándome, y ahí aunque ellos no lo saben, mi dolor se empezó a rasquebrajar, y entendí que la vida es una sucesión de momentos maravillosos y dolorosos y que lo único que te sana es el volver a reconectarte con el amor del resto de las personas. Redescubrir que no estás sola y que siempre puedes empezar de cero.
Terminamos la tarde vaciando la piscina a bombas, hablando de lo divino y lo humano, con confidencias ,risas y nuevamente recuperé el placer de estar viva.
Recuerdo cómo antes de la llegada, ante mí se extendía un campo de trigo, a la par de bello dolorosamente eterno, mis pies enllagados, mi espíritu agotado y cuando me sentía desfallecer siempre aparecía alguna persona con una palabra de consuelo, de ánimo, de buen camino, empeñada en llevarme la mochila, de acompañar mis pasos, y cuando al final partían y seguían su camino , yo me conmovía y derramaba lágrimas de agradecimiento.
En Burgos dejé el camino como tenía previsto, contenta por el logro conseguido, por la calma en mi ánimo y con la tristeza de la separación. Pero el camino aun me guardaba una última sorpresa, junto con Patri unos día después cogimos un avión en Barcelona y nos plantamos en la última etapa antes de llegar a Santiago.
Les encontramos cenando con su aspecto evangélico de la última cena, felices en su último día, nos acercamos por el camino, nos vieron, nos gritaron y en un minuto estábamos levantadas en volandas, abrazadas, besadas, junto con sus miradas de incredulidad, no se creían que estuviéramos allí para acompañarles.

Caminamos juntos la última etapa y entramos juntos de la mano a la plaza del obradoiro y me guardé como una foto instantánea ese momento último, íntimo, antes de estallar en celebración y euforia, ese instante en el que entendí con mi alma aquella famosa frase del protagonista de Hacia Rutas Salvajes,
La felicidad sólo es real si es compartida.
(Hacia rutas salvajes)
Gracias a toda mi familia del alma, os amo.