AMOR DEL BUENO 2, LA MATERNIDAD
Existe una dimensión espiritual en cada relación, cuando dos personas se reúnen, es que el espíritu lo quiere así. (SOBONFU SOMÉ)
Febrero está siendo el mes del amor y tras declararme el amor a mí misma en San Valentín http://evalunaviajera.com/amor-del-bueno/ paso al amor de Madre.
Febrero también es el mes en el que nació Adrián, hoy cumple trece añazos.
Día tras día veo como el bebé que tuve en aquella soleada y fría tarde de febrero se está convirtiendo en un adulto y como cada vez necesita menos de mí.
En el momento que me lo pusieron en brazos tuve dos pensamientos , qué milagro que salga una persona de mí, y que la criatura no era mía.
Y me alegré y asusté del privilegio de poder acompañarle.
Como en los peores clichés del amor romántico también he tenido que luchar contra el mandado de «el sentido de mi vida es mi hij@».
Esto hace que los creamos de nuestra propiedad y que creamos que podemos hacer lo que queramos con ellos. Nos convertimos en seres alienantes desde el minuto uno. En la creencia de que nos pertenecen.
Y esto nos distrae de la tarea de ocuparnos de nosotras mismas.
Desde ese día que nació el aprendizaje ha sido básicamente para mí.
Creemos enseñarles valores como la igualdad a nuestros hijos cuando lo que hacemos mucha veces es confundirles.
Los niños no entienden de etiquetas ni de diferencias, ellos ven en la diversidad la riqueza, son los miedos de nosotros, los adultos los que envenenan ese pensamiento libre.
Desde su más tierna infancia les inundamos a mensajes tipo no habléis con desconocidos, si te portas mal te castigaré, sólo te puedes fiar de los de casa, no vayas con esa o ese , no hagas esto que se van a reír de ti, etc.

Pensamientos con los que vamos limitando su pensamiento y sus acciones.
Olvidándonos que NACEMOS COMPLETOS.
Un niño por naturaleza se va a acercar a todo el mundo, desde la curiosidad y el respeto. Ellos no entienden de marcas, de fronteras, de colores, de diversidad funcional, de identidad, de complejos, etc.
Nacemos sabiendo que somos tod@s iguales, somos los adultos con nuestros miedos los que les inundamos con nuestros prejuicios y temores acerca del mundo.
He visto como amigos cerca de los cuarenta años no han ido a un viaje porque a su madre o padre les daba miedo el destino y cómo además me lo intentaban justificar en un supuesto amor que no hacía mas que limitarles.
Qué tipo de amor es el que damos a nuestr@s hij@s donde no se nos puede cuestionar. Donde tienen que asumir nuestros miedos y seguir el mandato divino de la obediencia.

¿LA IGUALDAD SE APRENDE???, por desgracia se desaprende, yo compruebo en cada viaje con mi hijo cómo él no se cuenta teorías sobre que tod@s somos iguales, seres humanos en diferentes aprendizajes.
Él lleva la mirada limpia, no tiene una opinión sobre religiones, culturas, etnias, él mira con los ojos limpios de un niño, a él todo le parece bien , sólo se guía por los actos que encuentra.
Un día me dijo que no quería viajar a países pobres, me sorprendió esta frase, no me pareció que viniera de él, me pareció un juicio de adulto transmitido a un niño, le dije que nunca habíamos estado en ninguno, y me dijo «YA, ES VERDAD».
Adrián ha viajado a cuatro continentes , ha jugado con cientos de niñ@s , personas que algunas no teniendo ni para el día siguiente nos has sorprendido con su generosidad
Ha jugado con balones de trapo, empujado coches hechos con botellas, palos de cricket y se ha entendido con tod@s con el lenguaje universal del amor.
Así que antes de montar absurdos cursos para enseñar igualdad a nuestr@s niñ@s, empecemos a desaprender los adultos, la desconfianza , el miedo , empecemos a ser el espejo en el que se puedan mirar.
PORQUE NUESTR@S HIJ@S NO SON NUESTR@S,. Nuestra única misión es protegerles y acompañarles los años de crianza. Ya que como árboles, ell@s van a crecer hagamos lo que hagamos.
Eso sí, tenemos que saber que si los reprimimos y los consideramos patrimonio nuestro, en vez de transformarse en hermosos árboles libres llenos de fruta los convertiremos en pequeños bonsáis a nuestra imagen y semejanza, y eso más que futuro es una condena.
Gracias Adrián por enseñarme bastante más de lo que yo haya podido aportarte, gracias por tu mirada limpia, por tu paciencia infinita, por enseñarme a ser mejor persona, por perdonarme siempre, gracias por tus abrazos y besos infinitos.
Gracias por recordarme que puedo volver al origen y que cada día puedo empezar de cero. TE AMO.